Cómo entrenar a tu gato para que se comporte bien

Los gatos son animales altamente inteligentes y receptivos para el aprendizaje, pero esto incluye la adquisición tanto de hábitos positivos como negativos, motivo por el que conocer cómo entrenar a tu gato para que se comporte bien es determinante para evitar desarrollar o incrementar los problemas de conducta.

Entrenar a un gato es una tarea que requiere constancia, interés y paciencia para poder ser realizada con éxito.

Y a pesar de la expandida idea de que los gatos no pueden ser adiestrados, esto es más que posible si se aplican las estrategias adecuadas para la situación particular de cada felino.

El entrenamiento es esencial para la correcta convivencia y el desarrollo de un fuerte vínculo humano-gato; por lo que las enseñanzas más pequeñas, como aprender a venir cuando se le llama, son igual de valiosas que cuando se desea enseñarle a no destrozar los muebles.

Principios básicos

Las indicaciones para entrenar a un felino son un tanto diferentes de como serían para educar a un perro, pero comparten ciertos elementos en común que son fundamentales para una buena enseñanza: el refuerzo positivo, la continuidad o rutina y el no uso de castigos físicos, mayormente conocidos como refuerzo negativo.

Uno de los principios básicos que toda persona debe conocer y aplicar en el entrenamiento, es que cuando el gato haga lo que se le está indicando, debe recibir una recompensa (refuerzo positivo) que lo ayude a asimilar la acción como algo positivo para él.

El refuerzo positivo puede ser a través de una golosina, caricias y mimos, o una pequeña sesión de juego dependiendo de las circunstancias.

En lo que respecta a los comportamientos “negativos” o incorrectos por parte del gato, se requerirá aplicar la conocida ley del hielo e ignorar lo que esté haciendo el felino, algo que se utiliza principalmente en el caso de maullidos en plena madrugada y sin razón aparente, las mordidas o arañazos.

Castigar al animal nunca debe ser una opción, en especial mediante gritos, golpes o intimidación.

Al entrenar a un gato, y en caso de requerir con urgencia la aplicación de un castigo o algo que haga cesar su comportamiento negativo, la persona deberá hacerlo únicamente si ha atrapado al animal in fraganti, jamás dos minutos, tres horas o un día después, debe ser siempre en el momento justo.

Utilizando además su voz como herramienta con un rotundo “no”, pero sin gritar.

Duración de las sesiones de entrenamiento

Lo ideal suele ser una o dos sesiones al día con una duración de 10 minutos, procurando evitar estresar al minino o ponerlo en situaciones incómodas.

Las sesiones deben realizarse en momentos de actividad, con cierto tiempo de diferencia de las comidas y siempre en lugares que le resulten cómodos y con pocas distracciones.

No se recomienda en lo absoluto extender las sesiones por más de 10 minutos, ya que esto resultará agobiante para el animal y se volverá algo perjudicial a corto y largo plazo.

A su vez, se debe hacer uso de la rutina y el paso a paso para lograr que el gato asimile correctamente lo que se le está enseñando.

Todo debe hacerse un paso a la vez, con paciencia y dedicación, exigirle demás al felino o sobresaturarlo, dará como resultado que este se obstine o desarrolle aversión a las sesiones, pudiendo ocasionar incluso el desarrollo o el incremento de problemas de conducta.

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