Es como tener un bebé en casa. Toda precaución es poca en relación a nuestras mascotas. Y es que también para ellos, incluso el propio hogar puede convertirse en un lugar muy peligroso. La curiosidad puede llevar al animal a entrar en contacto con agentes sumamente tóxicos. Reaccionar a tiempo es fundamental para salvarle la vida. Precauciones todas para evitar estos trances tan amargos. Si ya ha ocurrido, antes que nada dos palabras: corre al veterinario.
Prevenir y auxiliar
Mánten alejados los productos de limpieza. Si sospechas que tu mascota ha ingerido productos como lejía, limpiacristales, productos antical, limpiahogares, etc, mientras llamas al veterinario, puedes ayudarle dándole agua o leche. Pero no cometas el error de intentar provocar el vómito, pues sería más dañino para él. Estas sustancias provocan quemaduras en la boca, garganta, en el estómago y el esófago. Entre los indicios que te confirmarán que han tomado lejía, encontrarás que tu mascota rechaza el alimento, está triste y puede tener problemas respiratorios y hasta hemorragias.
Si tu mascota ha entrado en contacto con jabones y detergentes, el mismo consejo de antes, es decir, leche y agua. Además si se afectaron ojos y piel, lava las zonas con mucha agua.
No bajes la guardia en ningún momento, existen muchos agentes tóxicos. Cuidado con los desinfectantes sanitarios, pues a muchas mascotas les da por beber del retrete.
Otro producto aparentemente inofensivo son, por ejemplo, las bolas de naftalina. Ambientadores o bolsitas de gel de sílice contra la humedad, provocan irritación dérmica y gastrointestinal.