Cómo sostener a tu gato

Sostener o cargar a un gato es una tarea complicada para la gran mayoría de personas. Esto se debe principalmente a que el gato se siente inseguro estando en el aire, reaccionando muchas veces de forma agresiva en un intento por volver a la seguridad del suelo.

Otro factor determinante en el miedo que siente el gato es la forma en que es levantado, lo que vuelve de suma importancia para todo amante de los felinos el conocer cómo sostener a tu gato.

Preparación previa

Para cargar o sostener a un gato, la confianza mutua es primordial. Si la persona no logra que el felino se sienta cómodo con su presencia, le será imposible cargarlo sin que este oponga resistencia.

Para que el gato esté cómodo y en confianza con quien lo va a cargar, primero hay que “presentarse”, es decir, acostumbrarlo a la presencia y tacto de la persona. Esto se logra acercando la mano con cuidado al felino, permitiendo que este se restriegue en ella o la lama. Posteriormente, la persona deberá acariciarlo un poco para relajarlo.

El lenguaje corporal y el estado de ánimo del gato son elementos que no deben ser dejados de lado. Si este se encuentra tranquilo e incluso cariñoso, no existirá problema alguno, pero en caso contrario, lo mejor es desistir al menos que se trate de una situación de emergencia.

Pautas para sostener a un gato

La persona debe brindarle al gato un soporte para evitar que este se sienta nervioso. Por lo que se deben utilizar ambas manos para agarrar con firmeza al felino, evitando que sus patas queden colgando en el aire.

Aunque la posición en que se vaya a agarrar al gato puede variar levemente, es importante que las patas traseras estén siempre apoyadas en algo. Ya sea en el antebrazo o en el abdomen de la persona. Se debe procurar el colocar una mano o brazo por debajo del pecho del felino, manteniendo estables las patas delanteras.

Se recomienda evitar alzarlo por las axilas o el cuello, ya que sostener a un gato de esta manera, un método “tradicional” pero erróneo, provocará en él altos niveles de estrés y ansiedad; aumentando el riesgo de un ataque físico y un quiebre en la confianza humano-gato.

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